Cada noche desfallezco, muero, sueño, con cansancio y ganas de renacer en un nuevo lugar, lleno de paz, amor y tranquilidad, donde la vida lleve como senda la energía benevolente del universo, donde cada respiro sea respetado y valorado.
Con mis sueños viajo hacia otra vida, con mis sueños viajo hacia otra muerte, cada una diferente, noche tras noche, desviviéndome al cerrar los ojos, abriendo ventanas hacia otras realidades, tan reales como los sueños, tan reales como la vida.
Consciente o inconsciente, logro viajar a un universo lleno de realidad fantástica, creado por mí, por mi entorno, por mi historia, por mi circunstancia por mi contacto divino con el bardo discontinuo de esta muerte.
Reduciendo el sueño a una pequeña muerte, placentera, renovadora, en contacto con la energía de este universo, lleno de amor, compasión, equilibrio y fehicidad, Llenando cada una de mis células de estos sentimientos puros y constantes, llenándome de vida, llenándome de ganas… Corriendo, volando, flotando recorro un sitio lleno de sabiduría, que desborda su infinita esencia hacia mí, con solo morir por una noche, logrando conocimiento, y sabiduría vivencial a cada muerte, a cada sueño.
Cada momento será recopilado dentro de mí y renaceré cada mañana deseando morir nuevamente para volver reinventado, mejorado, mas lleno, más sabio, más amoroso, más feliz.
Cada mañana vuelvo a nacer.
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